martes, 26 de agosto de 2008

Autocontrol

La otra noche cenaba en otro país, en otra cultura...

Debido a un proyecto profesional que me ocupa ahora mismo, debo viajar constantemente. Mi agenda ya saltó por los aires hace días, y prácticamente voy a salto de mata, de avión en avión, de hotel en hotel. Esto requiere un especial esfuerzo, ya que debes realizar tu trabajo igualmente, con la misma esperada (y exigida) eficacia, pero con un montón de incógnitas cotidianas rondándote, tipo no se donde voy a dormir, aquí que demonios se come, esto qué idioma es, eso es una mujer o un gaitero?... en fin, un poco de brisa fresca no está mal, pero vivir en un constante vendaval tampoco es bueno.... asi pues me dejaba caer la otra noche por una taberna en Cork, perdida en las callejuelas (tube Little Island) junto con Augusto y un par de colegas locales...


Tomando el postre con mi némesis Augusto, él me preguntó sobre cual era mi técnica para afrontar estas condiciones de vida, ya que, aparentemente me encuentro como en mi casa en cualquier lado. Especialmente alli, con tantas cervezas, whiskys, pelirrojas... a mi alrededor...
Entre bromas y veras, le dije que era una cuestión de autocontrol.
Augusto me miró perplejo. No lo entendía, así que le pregunté que entendía él por autocontrol.
"Es la peor censura. El tragarse todo y dar apariencia de normalidad. El aguantar la fachada frente a todos. En el fondo es una gran frustración y , tarde o temprano acaba por explotar o enquistarse dentro de uno. No puedo creer que seas así. Es quizá la peor opción" - me dijo.

Me sorprendió. Yo no lo veo así. Dejé pasar la conversación, los cafés, las primeras copas e inquirí a uno de nuestros colegas sobre el tema, y posteriormente al otro... todas las personas a las que se lo he comentado me han salido con lo mismo: control igual a represión, falta de iniciativa, pérdida de personalidad, etc.

El control es lo que te da perspectiva. Es aquello que te permite no apurar la copa de vino de un trago, sino tomar primero su aroma, despues su color, su tacto, su primer contacto, su temperatura, su aspereza sobre el paladar, todos sus matices... Sin control, todo el vino sería cosechero, no habría crianzas ni reservas.
Por supuesto que a veces quisieras tomarla toda de un trago y sentirte inundado, claro. Y el criterio para decidir una u otra opción en cada caso, eso es el autocontrol.

Sin ese control, sería un juguete en manos de la química. Me dejaría llevar por la pereza, por la lujuria, por todos los vicios que atesoro y todas las virtudes que sufro. Solo el control nos permite gestionar nuestras fuerzas, nuestras horas, nuestros desvelos para llegar a los objetivos superiores.

Lo que nos hace diferentes, personales, únicos son nuestros objetivos. El resto suele ser química. Sumergirse en la barrica y beber hasta emborracharse es fácil. Descubrir las trazas del roble americano al final del sabor del Merlot es sutil y difícil. Emborracharse de aromas y sabores, entre amigos y discutiendo de sobre lo humano y lo divino, eso es sublime... y es el objetivo.

No quiero decir que no aprecie el botellón (costumbre bárbara... los griegos ya habian superado esto y tenían bares) y que sea hasta una práctica "depurativa" de otras malas cosas, pero el hecho de apreciar cada cosa en sus detalles, diferenciandola de las demás por sus mas íntimos matices, eso es aprovechar la vida.

Trasládese este razonamiento a cada día de la vida, a cada instante (día) comparado con el instante (día) siguiente y tendremos que en el cambio, en el seguir adelante está el verdadero disfrute.Me encuentro a gusto en cada casa, con cada persona que no se estanque. No miro palabras sino acciones.

El autocontrol me permite llegar más allá. Permite que mi cuerpo se dispare cuando es mejor para mi, no cuando lo marca mi química interna. Permite saber esperar en la esquina el tiempo necesario para que se den las condiciones de recoger el fruto que, caminando a paso normal, nunca alcanzaría. Me permite hacer jornadas de mas de 24 horas con total frescura y disfutar de otras tantas de cama. En definitiva, convertirme en el piloto exigente de mi cuerpo, hacerlo llegar a cotas que por su natural no llegaría....

Se disfrutar de lo sencillo y de lo complejo, de lo sutil y del diseño más inteligente.
Me gusta el sushi, el tofu, la parmigiana, el chorizo y la soja, el civet de jabalí y la tortilla de patatas. En el fondo disfrutar de la diversidad es facil. Apreciar que todo está conectado entre si y contigo mismo, es sutil... y compartirlo con vosotros, es realmente sublime.

* * * * *

Espero no que no quede tan espeso como me parece a mí a primera vista. Lo he escrito en tres tirones en distintos lugares y no se como quedará de fluido. Teneis asegurado mi proposito de mejora para siguientes entregas.

2 comentarios:

mayde molina dijo...

Para mí, ese autocontrol que tan bien cuentas se resume en algo muy grande y pequeño al mismo tiempo: tener la capacidad de creer siempre en uno mismo. Saber donde estoy ahora y que quiero hacer ahora en este lugar. Saber lo que es bueno para mí y para mis hijos y tener la capacidad de regalármelo.
Es como vivir en el sueño de saber estar, en ese famoso “carpe diem”… que al contrario de lo que muchos creen no se trata “de quemar la vida que son dos días” sino de ir tomando sin prisas su mejor esencia en cada momento, recibiendo todo lo que nos enseñe y ayude a crecer un poquito más como hormiguitas en el mundo.
Yo también suelo sentirme bien en cada casa, en cada lugar del planeta, en cada persona que esté en mi camino de “carpe diem” y sepa gozar, que sepa beberse la vida a sorbos pequeñitos y no a tragos de aquellos garganta profunda; esa gente que tiene la capacidad de saber estar a gusto con el hoy, sin que le pese el pasado y le obsesione el futuro.
Porque a veces, hacer planes para el futuro… no deja de ser engañarse uno mismo a largo plazo. Sabemos lo que tenemos, lo que queremos y lo que somos hoy… y eso es lo que nos va ayudar a vivir un mañana, un tiempo que sigue teniendo que ver con el autocontrol de cada uno y con el camino que recorramos hasta llegar a nuestros deseos u objetivos personales.
Para mi el autocontrol no es represión, sino sabiduría y paz con uno mismo y con todo aquello que me va a traer el deseo firme de crecer y de ser. Ese rotar por la vida, o rotar a la vida que tú me contaste un día y saber apreciar toda su gama de colores desde el atardecer hasta el alba…

Bueno, bodeguero nada más… desearte que disfrutes a sorbitos pequeños todos esos lugares, momentos y personas, por los que ese rotar a la vida te está llevando ahora.
Yo contenta de leerte, de nuevo…
Saludos a Augusto

Buen Bodeguero dijo...

Gracias towanda...
"nada de lo humano me es ajeno", se solía decir en los 70.

Me ha gustado eso de "...y tener la capacidad de regalármelo".

Ya hablaré sobre el tema regalos, que también tiene tela...
gracias...
ya le paso tus saludos al "pollo" Augusto...