martes, 11 de noviembre de 2008

Un error surrealista

Actualización de la última entrada:

Buscando a Montse

Debido a un problema interno de Blogger (del que escribe el blog, o sea yo mismo) se publicó por error el borrador que no estaba acabado en lugar del ya desarrollado, con el consabido desasosiego y confusión (y porqué no decirlo, el descojone general de la parroquia)...

Así pues, ya he puesto (algo similar a) lo que iba a poner en un principio y, aunque sabe a poco, da pie a relanzar la historia.

Prometo tener más cuidado en futuras publicaciones y ilustrar con fotos muchos de los lugares y personajes. He aqui mi propósito de enmienda.
Gracias por estar ahí a todos.
El bodeguero.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Buscando a Montse

La nota que recibí , de puño y letra de Augusto decía:
"El contacto en Ainsa (Huesca) se llama Montse. Me encuentro con Soraya en una gasolinera, cerca de Sabiñánigo y nos vemos allí. Todo bien por mi lado."

La idea era que encontráramos la taberna y a Montse, darle recuerdos de Augusto... aunque ya que él se apuntó a última hora... ya se los dará él... celebraríamos una cena a media noche.

Cuando he entrado en la taberna he visto a Augusto apurado pero Soraya no está. Algo hay en el ambiente. Es la primera vez que vea a Augusto descolocado; me mira sin saber que decir...

- "Hemos venido juntos hasta aquí. La he perdido de vista un segundo y ya no está".

- "Otra vez" y pensé para mi... "no me lo puedo creer, otra vez!".

Y surgen situaciones que de repente requieren de nosotros todo, lo bueno, lo malo, nuestras inseguridades y aquello que no sabemos siquiera que tenemos. Es indiferente si estamos preparados o no; si cuadra en nuestra agenda o por el contrario nos crea un conflicto... da igual... lo importante es que no podemos planificar, no sirve de nada, siempre se rompe. No cabe en un calendario. Cuando más tranquilo, más situado estás, más crees que sabes de que va esto de la vida. Pero es una falsa apariencia de seguridad.
Realmente hay que tomar estas situaciones de frente, incluso sentir la adrenalina correr por las venas y el sudor frío resbalar espalda abajo... Si alguna vez la vida te atropella de esta manera, alégrate. Tiene su propio ritmo, su cadencia irregular que le permite pillarnos a contra pie. Sin esto, no habría aventura. Un día, meses después, te paras a pensar en aquella existencia tan lejana que vivías en otro país, en otro mundo, en otra época... y sonríes entre dientes mientras tomas una nueva bocanada de aire fresco...

Me puse el sombrero, miré a Augusto. Asintió levemente y fue a la barra. Aquella noche no estaba Montse pero nos atenderían igualmente.